¿Sabes lo que comes? Aprende a descifrar las etiquetas
Nuestra nutrióloga Gabriela Vázquez profundiza los porqués de leer las etiquetas de los alimentos que consumimos y como hacerlo.
El primer paso para una nutrición adecuada es asegurarse y saber exactamente que estamos ingresando a nuestro cuerpo. Esta es la razón de existir de las etiquetas de información nutricional, para que podamos tomar la mejor decisión en cuanto al consumo de dichos alimentos.
Al principio puede parecer difícil, pero después de un poco de práctica seremos capaces de saber exactamente lo que debemos buscar en un producto.
¿Cómo leer una etiqueta de nutrición?
A continuación los puntos clave de una etiqueta nutricional y lo que dicen sobre el valor nutricional del producto:
-Tamaño de la porción: Con esto sabes cuánto equivale a una porción y cuántas porciones hay en un paquete. Toda la información de la etiqueta se basa en una porción, así que si consumes tres porciones, hay que multiplicar todo por tres para averiguar cuánto estás consumiendo realmente.
-Calorías: Esto da una medida de la cantidad de energía que se obtiene a partir de una porción de ese alimento. El consumo de alimentos que están llenos de nutrimentos sin ser demasiado altos en calorías, significa que son una buena opción.
Recuerda que lo que comemos debe aportar un balance en estos nutrimentos básicos: Carbohidratos, proteínas y lípidos para que nuestro cuerpo funcione correctamente.
Grasa: La grasa no debe necesariamente ser evitada, pero es importante mantener un nivel bajo en los alimentos que se consumen. Las grasas nos dan ácidos grasos esenciales que no están hechos por el cuerpo y ayudan a controlar la inflamación, la coagulación de la sangre y el desarrollo del cerebro. También debes saber que hay tres tipos de grasa: La grasa no saturada, que es buena para el corazón y por lo general se puede encontrar en forma líquida a temperatura ambiente, como el aceite de oliva. Los otros tipos de grasas son saturadas y grasas trans, que deben ser supervisadas más de cerca.
Las grasas saturadas se encuentran generalmente en las carnes y productos lácteos, y los niveles elevados han sido conocidos por causar enfermedades al corazón.
Es Fácil: ¡Sólo evita las grasas trans!
Las grasas trans deben ser evitadas por completo. Las grasas trans son hechas por el hombre y se han relacionado con diabetes, enfermedades del corazón, enfermedades cardiovasculares y otros riesgos a la salud. No hay ningún beneficio en el consumo de grasas trans. Si dice: “aceite parcialmente hidrogenado” en una lista de ingredientes, el alimento contiene grasas trans, incluso si la grasa trans DV% (por ciento de su valor diario-ver más abajo) dice cero.
Colesterol: El colesterol es importante para controlar las hormonas, pero el exceso en la sangre puede dañar las arterias, endurecerlas o taparlas y causar enfermedades cardiovasculares.
Sodio: Este regula la presión sanguínea y el volumen de sangre en el cuerpo. Los adultos sanos deben limitar la ingesta de sodio a 2.300 mg por día, mientras que aquellos con presión arterial alta deberían mantenerlo a no más de 1.500 mg por día.
Los hidratos de carbono totales: Los carbohidratos tienen una mala reputación, pero no todos son malos. Los carbohidratos son la principal fuente de energía para el cuerpo, y los hay de dos tipos: simples y complejos. Los cereales integrales contienen más fibra y nutrimentos y ayudan a regular el azúcar en sangre, manteniendo la energía y niveles de apetito estables. Los carbohidratos procesados se queman más rápido, por lo que elevan el azúcar en sangre y en exceso se convierten en grasa acumulada.
Para saber si el alimento que se está consumiendo contiene carbohidratos complejos, debes de revisar la lista de ingredientes. Si el primer ingrediente de la lista dice: Granos enteros, harina integral o salvado de trigo; el producto contiene carbohidratos complejos. Si la palabra es: Enriquecido, blanqueado o haría refinada, entonces es un carbohidrato procesado, te quedarás con más hambre y no aportará una cantidad considerable de nutrimentos.
Fibra: La fibra no se digiere, pero ayuda al proceso digestivo. Los alimentos ricos en fibra también ayudan a sentirte lleno.
Azúcar: Debes saber que el consumo de azúcar está vinculado a un mayor riesgo de obesidad, presión arterial alta, diabetes tipo 2 y la dislipidemia (colesterol alto, triglicéridos altos). Se recomienda que las mujeres limiten la ingesta de azúcar añadido a 24 gramos o 6 cucharaditas y hombres a 36 gramos o 9 cucharaditas.
Proteínas: Las proteínas ayudan a facilitar la reparación y el crecimiento muscular. Se recomienda que los adultos consuman .8 gramos de proteína por cada libra de peso corporal.
Las vitaminas A, C, calcio y hierro: Se trata de vitaminas y minerales que nuestro cuerpo necesita para funcionar correctamente. Las vitaminas y minerales se encuentran en los alimentos que comemos, y algunos son más densos con vitaminas y minerales que los otros.
Conoce los ingredientes a fondo
Respecto a ingredientes , las etiquetas te darán una pista si es un alimento muy elaborado o qué tan natural o procesado es. Por eso debemos tener presente la cantidad de conservantes, colorantes, aromas etcétera, que se utilizan en su elaboración. No es muy recomendable que los alimentos muy procesados sean parte de la dieta diaria, pues a la larga el cuerpo puede pasarnos factura.
¡Una buena nutrición es importante a lo largo de toda su vida!
Es muy grande la diferencia entre comer bien y comer mal. Una buena nutrición puede ayudar a sentirse en mejor condición y a mantenerse fuerte, además de ayudar a reducir el riesgo de algunas de las enfermedades comunes como ciertos cánceres, diabetes tipo 2, enfermedades cardiacas, presión arterial alta, obesidad, la osteoporosis, entre otras. Si ya padeces ciertos problemas de salud, una buena nutrición puede ayudar a controlar los síntomas y vivir mejor.
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